28.6.20

Opinión. Perry Mason: Matthew Rhys como precuela de Raymond Burr, gran ambientación noir y un caso espeluznante

Aunque no hayas visto Perry Mason sabes quién es. Raymond Burr logró crear un gran personaje televisivo, referente de muchos otros, inspirándose en el abogado de las novelas de Erle Stanley Gardner. La serie de HBO protagonizada por Matthew Rhys más que un chute de nostalgia es un homenaje a los orígenes del futuro abogado defensor cuando aún era un detective privado traumatizado y sin poder llegar a fin de mes.

Perry Mason ha sido renovada para una segunda temporada.


Así que poco importa que no sepas quién es Perry Mason (aunque ha sido mencionado en series como Mrs Maisel o True Detective y muchos actores hicieron un cameo, como Robert Redford del que dijo Burr que fue el que más destacó). Perry Mason era un repelente pues no solo defendía al acusado de asesinato sino que revelaba quién era el verdadero asesino. La primera temporada de ocho episodios de esta nueva Perry Mason es un procedimental al uso, eso sí, ambientado a inicios de los años 30, lo que resulta una de sus grandes bazas. La atmósfera film noir está muy conseguida. He leído que Robert Downey Jr ejerce de productor porque la idea original (que no cuajó) era que Iron Man protagonizara una peli de Perry Mason. No me imagino al actor en este papel en el que Matthew Rhys se mueve como pez en el agua.


Al igual que el espía ruso de The Americans su papel televisivo más relevante, este Perry Mason también anda espiando (con una cámara de fotos con la que retratar los posibles chantajes, así se gana la vida), es un tanto taciturno y mantiene una extraña relación de pareja. Actualiza la historia hasta tal punto que el pre-abogado defensor se acuesta con una hispana madura que le dice "papito" y que le somete en la cama cual dominatrix (con esta escena del primer episodio me meé de la risa, me recordó a los momentazos hilarantes del actor como gay en Cinco hermanos). Otro momento sorprendente resulta de la pillada que le hace a un actor obeso que le come el jilguero a una actriz, ambos en pelotas. Cuando se da cuenta este señor enorme sale en bolas a la calle persiguiendo al detective, con un member algo más grande de lo habitual en un tío con esa grasa corporal. Estos toque humorísticos chocan con el caso central: el del secuestro y macabro asesinato de un bebé.

Para el ranking de vergas locas.




La Perry Mason del siglo XXI rasca en el origen (como han hecho otras ficciones modernas como El joven Sheldon o Pennyworth) lo que conlleva entender al personaje desde el principio, sus traumas por la guerra, sus trapicheos para ganarse la vida, su capacidad de empatizar ante las injusticias. Es en realidad un justiciero sin superpoderes, que intenta hacer el bien, aunque se encuentre en situaciones bastante insólitas (las escenas del tanatorio o del bebé con los ojos cosidos son tela marinera). En una de las novelas originales uno de los personajes le decía a Mason: "Eres mejor detective que abogado. Cuando piensas en la solución de un crimen, descubres la verdad". En efecto, de ahí que Perry Mason, además de abogado fuera un enorme detective, algo que intenta poner en valor esta nueva ficción de HBO.

Junto al actor, Tatiana Maslany (Orphan Black) como líder religiosa carismática, John Lithgow (Dexter) como su mentor, y Shea Whigham (Boardwalk Empire) como su colega. Solo he visto el primero, espero engancharme a más. Aunque HBO la vendió como miniserie, puede que pase de la primera temporada de ocho episodios. A ver qué hacen y seguiré comentando por aquí.

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