20.4.18

Crítica. Isla de perros, ocurrente y delicado filme en stop motion para amantes de las mascotas y del cine japonés

Opinión, sin spoiler, de Isla de perros (Isle of Dogs), de Wes Anderson.



Wes Anderson y pandilla de colegas demuestran que ellos también pueden convertirse en Roald Dahl y recrear en su idolatrado Japón las aventuras de Fantástico Sr. Fox con perros en vez de zorros (la historia es de Kunichi Nomura).

El director vuelve a sorprender con una película en stop-motion llena de detalles, sutil en sus guiños y muy ocurrente en sus bromas. Si en Fantastic Mr. Fox la trama arrancaba con el robo de gallinas por parte de un zorro, aquí entra el elemento humano, pues será un chaval el que busque desesperadamente a su mascota en la llamada Isla de perros, donde van a parar todos los perros rabiosos por orden de un amante de los gatos.

El guión es delirante sin perder la compostura, admirable en su puesta en escena llena de matices. De nuevo, como en una Rebelión en la granja que ya fuera Fantástico Sr. Fox, aquí los que se enfrentan al sistema, los que se rebelan, son los chuchos, hartos de ser ninguneados por una sociedad que se ha creído el engaño. Ya no son los granjeros malvados la diana de su inconformismo si no el gobierno de una nación, la nipona, que, y esto es lo que más mola, habla indistintamente en japonés, en inglés o en lo que se tercie.

Mi película favorita de Wes Anderson es Fantástico Sr. Fox, cuando vi que volvía con el stop motion pensé que era un atrevimiento que le podría salir caro. ¿Cómo podría inventar otra obra maestra de género, con animales otra vez, encerrados en vez de en una madriguera en una isla, y pasándolas canutas de nuevo? Pues Isla de perros es la prueba de que se puede seguir haciendo buen cine creativo, original e independiente.

Para amantes del cine de Kurosawa y para aquellos que valoren detalles que pueden pasar desapercibidos, como que cuando miramos a través de los ojos de los perros estos no vean los colores rojo o verde; que los nombres de los canes signifiquen todos que puedan estar al mando (Chief, Rex, King, Duke y Boss) o que Isla de perros (Isle of dogs) suene en inglés también a I love dogs (aislados y amados al mismo tiempo). A Wes Anderson le ha salido un canto de amor a estas mascotas que siempre están ahí para nosotros, pacientes, como lo es el tempo de este filme, colorido, entretenido y muy divertido.

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