3.5.14

Los adolescentes y niños en las series de televisión

Buena suerte Charlie, primera pareja gay en Disney Channel.
En junio de 2013, en una acción sin precedentes, Disney Channel (con más de 100 canales en 169 países y una audiencia de 415 millones de hogares) anunciaba la aparición, por primera vez en una de sus series, de una pareja homosexual. “Después de consultar con expertos en desarrollo infantil y asesores comunitarios, y porque la programación fue desarrollada para ser relevante para los niños y reflejar la diversidad y la inclusión”, justificaba en un comunicado Adam Bonnet, director de programación del canal. Mientras el grupo antigay One Million Moms alentaba a las familias conservadoras a inundar de quejas el canal, el portavoz de la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD) argumentaba que “la serie no es diferente a lo que los chicos se encuentran en el día a día, hay parejas gays con hijos en todos los lados”. Puso la nota de color Miley Cyrus, ex niña prodigio con la que ha sido la serie más popular del canal, Hannah Montana, al tuitear que Disney “iluminaba a una nueva generación. Es inspirador”.



MOM, hija, madre y abuela
El episodio de ¡Buena suerte, Charlie!, serie que retrata en clave de comedia la llegada de un bebé a una familia ya de por sí numerosa, mostraba casi de refilón a estas dos mamás  con su pequeño. La serie, un poco al estilo de Los Simpson (padre torpe, madre superada), también usa la comedia como otras series adultas: Raising Hope, Papá canguro y Mom. Vamos, que la cosa no fue para tanto, pero demostró cómo Disney anda aún con pies de plomo a la hora de introducir nuevos modelos. De hecho, en 2011, cuando Disney adelantó a Nickelodeon convirtiéndose en el canal infantil número 1, Gary Marsh, el presidente a nivel mundial de Disney Channel, justificaba en la web AfterElton la ausencia de gays porque “la audiencia es pre-sexual”, aunque también sugería que “hay personajes que se pueden interpretar que son gays”, y la web ponía como ejemplo a Gunther del musical Shake it Up.
Zendaya, estrella Disney

Si Disney trabaja en historias “que funcionen en todo el mundo” (Gary Marsh desveló en una entrevista en The Hollywood Reporter que los guiones de los pilotos se enviaban al menos a 20 países para evitar obstáculos culturales o personajes que no se entiendan), las series para adultos llevan desde hace unos años apostando por una mayor diversidad de perfiles, incluso alejándose de los estereotipos más manidos, los que resume la web Teen.com: “Las chicas quieren a los chicos malos; los chicos, a las cheerleaders; hay guapas que se creen feas; los bullies son populares; los novios duran tres episodios; las rubias son divertidas y hay aspirantes a estrellas”. Uno de sus artífices en romper la mayoría de estos estereotipos ha sido Ryan Murphy con series como Glee y American Horror Story. Y, en concreto, una de las asignaturas pendientes, tanto en series infantiles como para adultos: los personajes con discapacidades.

No es nuevo ver a un protagonista con Síndrome de Down, ahí estaba, a inicios de los 90, Chris Burke en A fuerza de cariño. Lo que ha sido revelador es que estos adolescentes son tratados como los demás chavales, como algo natural. Los médicos les dicen a los padres que sus hijos serán como Becky, la cheerleader de Glee interpretada por Lauren Potter. La actriz se emocionaba en abcnews comentándolo: “Te dicen que tú eres su inspiración. Esos fans son mis héroes”. Potter, de hecho, forma parte de la campaña anti-bullying y está en el comité para gente con discapacidad intelectual de Obama. Un caso parecido es el de Jaime Brewer, la protagonista con Síndrome de Down de American Horror Story, de la que jamás se ha comentado nada sobre su discapacidad.
Kevin McHale en Glee
Robert Ulrich, el director de casting de Glee, comentaba en un artículo de opinión llamado Breaking Down Stereotypes en Huffingtonpost estar orgulloso de poder contar con un reparto así. “Admiro a Ryan Murphy porque no escribe los guiones pensando en las discapacidades de estos personajes”. En el reality The Glee Project hay un chico ciego, otro con Asperger y hasta una adolescente transexual. “Hay fans a los que he conocido que nunca habían visto a un chico en silla de ruedas en televisión”, comenta Kevin McHale sobre su personaje.

El hijo de Walter White en Breaking Bad que sufre parálisis cerebral y usa muletas. La ‘villana’ de Pequeñas mentirosas que se queda ciega tras un accidente. Son pinceladas en una parrilla que se niega todavía a mostrar el mundo tal y como es. Hay excepciones, claro, como The Middle, con el simpático Atticus Shaffer, personaje que está inspirado en el hijo de la guionista de la serie, Eileen Heisler. “A la gente le gusta porque va a lo suyo, es diferente, peculiar y adorable”, comentaba en New York Times este chaval que sufre lo que se conoce como enfermedad de los huesos frágiles.

Liv y Maddie, gemelas.
En prácticamente ninguna de las series de Disney Channel descubrimos personajes con diferencias físicas. Cuando Adam Bonnet presentó Liv y Maddie, que se convirtió en el mejor estreno de una serie en la historia del canal, para niños de 9 a 12 años, comentó que “este personaje doble sigue nuestra dirección de presentar personajes con los que identificarse e historias cómicas para una generacion de niños y sus familias. Desde los efectos visuales de Los magos de Waverly Place y blogs de perros (Mi perro tiene un blog) a números musicales (Shake it up) a una actriz con dos papeles, Disney investiga nuevas formas de experimentar con el formato multicámara”.

El canal apuesta, eso sí, por familias numerosas, hijos de diferentes matrimonios, adoptados, donde vemos cómo los padres se quieren y apoyan a sus hijos. El canal fomenta los crossovers entre sus propias series y los episodios temáticos en bloque (hay un mes, por ejemplo, dedicado a la adopción). En series adultas como Trophy Wife, vemos el día a día de una familia compuesta por un matrimonio, las dos ex de él y los hijos de todos, incluyendo a un asiático adoptado.  

Hannah Montana, la serie que cambió Disney Channel.

Sin embargo, la adopción gay es un tema aún peliagudo. En 2012 se censuró en Italia la trama de adopción de la pareja gay de Modern Family. Antonio Marziale, presidente del Observatorio, declaró en el semanario conservador Panorama, que era “inaceptable para nuestras costumbres ancladas en las tradiciones. No está bien que los pequeños conozcan este aspecto de la sociedad moderna”. En 2013, la versión chilena evitará la adopción gay a lo Lío embarazoso. Es decir, se ve mejor que en una noche de borrachera, uno de los gays deje embarazada a una mujer.

En Images of Youth: a Content Analysis of Adolescents in Prime-Time Entertainment Programming, Katherine E. Heintz-Knowles (2000) explica cómo la tele no refleja a la juventud ya que sus protagonistas suelen ser mujeres blancas. En casi 15 años desde este estudio algo hemos cambiado. Pero los temas de las series suelen ser los que citaba: relaciones románticas, la popularidad y amistad, y los cuestiones en casa. Criticaba que en la series con jóvenes se muestra como éstos son capaces de resolver cualquier problema sin ayuda de un adulto (cosa que sigue ocurriendo). Si el reparto es en su mayoría adultos, los jóvenes actúan como catalizadores creando problemas que los adultos deben arreglar (también lo seguimos viendo). Los padres se muestran como ausentes o ineficaces (o, incluso, desaparecen). La actividad más común que se identifica con los jóvenes es la socialización en la escuela y en otros lugares. La droga y el alcohol no se muestra como algo cotidiano. Los temas que más tratan los jóvenes son las relaciones de padres adolescentes, relaciones románticas, hacerlo bien en la escuela y las presiones sociales y popularidad. Cuando los adultos discuten sobre los jóvenes suelen usar una terminología que implica inmadurez y que se contradice con que puedan resolver sus problemas solos. Shameless, por ejemplo, ha cambiado el panorama. “No es el típico teenager gay, no es extravagante como el Kurt de Glee. Es diferente a lo que se ve en la tele”, comentaba en en Zap2it sobre su personaje en Shameless, Cameron Monaghan. Sorprendía que Hannah Montana, en Disney Channel, llevaba una doble vida, con lo cual tenía que mentir. Ella era la que le pedía salir a los chicos y los novios le duraban tres días.

Los diarios de Carrie
Ejemplos de series Disney donde parece que los adolescentes no tienen padres o deciden por su cuenta buscar trabajo. Jessie, una texana que viaja a Nueva York sin trabajo y trabaja como niñera de un matrimonio millonario, ausente, con cuatro hijos, tres de ellos adoptados. Nada más llegar a Manhattan ya tiene curro. Ni en una serie juvenil como Los diarios de Carrie, donde ocurre algo parecido –ella trabaja en Manhattan, con el consentimiento de su padre– van tan allá. En Jessie tambiñen se olvidaron de que hay niños diferentes. Se las tuvieron que ver con un polémico episodio en el que un niño celiaco sufría bulliyng y se reían de él, tirándole pasteles. Teniendo en cuenta que uno de cada 133 personas en EE UU es intolerante al gluten, hubo tantas quejas que tuvieron que pedir perdón. De hecho, una pareja con dos hijos celiacos crearon una petición en Change-org, ahora muy popular para defender este tipo de tramas que pueden traumatizar a los chavales. En Hannah Montana los guionistas se vieron obligados a rehacer un episodio en el que se reían de la diabetes de un personaje. Que la archiconocida Violetta protagonizase anuncios contra el acoso escolar no extraña a nadie.

A una serie tan rompedora como Girls se le echó en cara que no hubiese negros, cuando sólo un tercio del barrio que muestra son blancos. Así lo denunciaba en el estreno de la serie la joven Phoebe Robinson en Nytimes.com. Menos mal que todavía nos queda Shonda Rhimes. Los estereotipos continúan haciendo estragos en las series. Si los clasificamos encontraremos al inteligente o inadaptado, a la mujer líder, al hombre líder que suele ser deportista, al negro o asiático que suele ser el cachondo o siempre está enfadado y al individualista al que no entienden. Series como Skins han roto muchos tabúes, una serie para chavales de 16 a 24 años, en cuyo dvd se lee que es para mayores de 18. Un lío. Awkward es otro ejemplo real. Ashley Rickards, cuyo personaje a los 15 años tiene un accidente que parece un suicidio y pierde la virginidad en un baño, comentaba que en su serie no había estereotipos. Más que inspirarse en la televisión ella cree que están más cercanos a filmes como hacían John Huges y Jim Brooks”. Ella es una más de las que sufrió acoso escolar y eso es lo que muestran.
La adopción gay en Modern Family rompió tabúes
En Pequeñas mentirosas, por ejemplo, de una forma muy sutil, según analizaba Lucy Hale, su personaje viste combinando diseños imposibles y muy diferentes, porque “no tiene miedo a probar nuevas cosas". Un mensaje muy directo a través de la moda: que no te importe lo que la gente piense de ti. En las series de Disney sus personajes, aún con sus peros, demuestran que pueden alcanzar el éxito si se lo proponen, siendo quienes son, sin cambiar. Hay muchos ejemplos. En Shake it Up, dos amigas –una de ellas, la popular Zendaya– comienzan en el piloto bailando en el andén de un tren para ganarse unas monedas y acaban en un programa de televisión a lo grande. Austin y Ally vino a ocupar el vacío dejado por Hannah Montana. A sus fans, a los que llaman Auslly, les chifla esta combinación de dos adolescentes tan diferentes: ella, tímida; él, extrovertido, una especie de Justin Bieber. Logran triunfar en el mundo de la música gracias a un vídeo en YouTube. La música es tan importante, que casi no hay serie donde no escuchemos una banda sonora. Hannah Montana, Jonas, Sunny, entre estrellas con Demi Lovato… luego venden sus grandes éxitos. Y no hay que menospreciar estas series: Raini Rodríguez es tan popular en el canal como lo es su hermano en Modern Family. Mientras la primera, sirve de contrapunto cómico; Rico Rodríguez es un adulto en el cuerpo de un niño. Paradójicamente, en Austin y Ally los padres parecen ausentes, mientras que en Modern Family, Rico puede presumir de una madre comprensiva y atenta como la colombiana interpretada por Sofía Vergara. Nolan Gould, que en realidad es superdotado, hace de tonto.

Mi perro tiene un blog.
Original donde las haya está Mi perro tiene un blog, en la que una pareja recién casada utiliza a un perro para que sus hijos –una niña resabida y un adolescente guaperas tontorrón– se lleven bien entre ellos. Resulta que el perro puede hablar y es el que nos va analizando los comportamientos. Moraleja: las familias se perdonan. Sin embargo, también los padres son objeto de crítica, una forma de que los jóvenes entiendan su temor, por ejemplo, por las nuevas tecnologías. En uno de los episodios los padres descubren que su hija se ha abierto una cuenta en una red social cuando se lo han prohibido. Deciden devolvérsela subiendo fotos y comportándose como no deberían hacerlo unos padres: poniendo a la niña en un aprieto. “Nunca se había tocado este tema en ninguna de las series, lo cual es irónico porque es un tema muy importante para padres e hijos”, decía el director de Disney Channel.


En ANT Farm, protagonizada por niños superdotados, la prota interpretaba a varias mujeres icónicas como Janet Jackson, Ella Fitzgerald o Aretha Franklin en el mes de la historia negra creado por Dinsey Channel. “Todas nuestras series, de una forma u otra, ayudan a los niños a crecer y a enfrentarse a la vida, bien relacionándose con su mejor amigo, con su primera relación amorosa o con los espacios digitales”, comentaba Dan Signer. Cuando el canal comenzó podían emitir cualquier cosas, pero tras el éxito de Hannah Montana la cosa cambió y los guionistas se pusieron las pilas. Uno de los grandes cambios fue proponerse entretener tanto a padres como a los hijos, para fomentar que viesen la tele juntos. Series como Shake it up y ¡Buena suerte, Charlie!, son seguidas por familias frente al televisor.

LAB Rats
Algo parecido ocurrió con Lab Rats (la serie más vista en el cacanl Disney XD), de Chris Peterson y Bryan Moore, creadores de Aquellos maravillosos 70. Su protagonista adulto, Hal Sparks, comentaba que tras el éxito de la primera temporada les dijeron a los creadores que hicieran chistes más inteligentes para los adultos que ven la serie con los hijos. LAB Rats cuenta con un matrimonio interracial, el niño negro descubre que tiene tres hermanastros que no son humanos si no que han sido creados por el padre, un inventor.

Dana en Homeland
Pero, normalmente, las relaciones padres-hijos que vemos en televisión resultan traumáticas. La hija de Brody en Homeland (Alex Gansa, creador de Homeland, justificaba la relación atormentada de Brody y su hija Dana porque “era importante para la trama”), y en menor medida, la hija de Alicia en The Good Wife, la hija de los espías rusos en The Americans, Sally Draper en Mad Men… Tal vez se salva la hija de Castle, Molly Quinn, que confiesa ser igual que su personaje, “una niña mimada por su padre”. El chaval de The Walking Dead, Chadler Riggs, comentaba en MovieMikes.com que el primer paso en la supervivencia “es tener a su mamá y papá juntos para volver a ser una familia“. Eso lo decía en 2010, luego la cosa cambió y mucho. Las series con personajes infantiles y juveniles también lo harán, tiempo al tiempo.

[Desarrollé el tema en el blog tras un texto que me pidieron en SModa que se puede leer aquí]

2 comentarios:

Clara dijo...

👏

Alfonso Ibarra dijo...

Los programas de Nickelodeon y Disney Channel son para pre-adolescentes, dudo que alguien mayor de 16 años se vea reflejado en ellas, Lizzie Mcguire es un buen ejemplo del rumbo que deberían tomar esta clase de series pre-adolescentes cuyos personajes mostraban algo parecido a la realidad, después de eso han sido pocas las series que han tratado la pubertad de una forma más o menos real. Las series para adolescentes después de los 15 no existen. Gossip Girl en sus primeras 2 temporadas mostraba algo, aunque no existía mucha diversidad y todo el mundo en el que vivían parecía irreal. Skins es un claro ejemplo de algo bien hecho para adolescentes, aunque un poco crudo muestra que los adolescentes también tienen problemas reales, no entiendo como puede ser para mayores de 18 cuando su público es totalmente otro. Las series adolescentes podrían triunfar y alcanzar algo grande a nivel trama si no existieran tantos complejos para mostrar la realidad.