Antes de que se estrenara, las fotos que ví de Mad Love me recordaron inmediatamente a Cómo conocí a vuestra madre (ambas de CBS). Fue lo más comentado. El bar donde los amigos quedan diría incluso que es el mismo. A pesar de que CCAVM ha renovado por dos temporadas más (tirando del chicle 'quién será la madre de los hijos de Ted'), la cadena debió pensar que una nueva generación se merecía una nueva CCAVM. Así nace Mad Love, con cuatro amigos en vez de cinco, también ambientada en Nueva York, con una voz en off que, efectivamente, va narrando lo que ya pasó (os suena, ¿no?) y con muchas menos pretensiones, eso sí. Todo comienza con un flechazo y con el encuentro de dos desconocidos que iniciarán una relación: realmente como debería terminar Cómo conocí a vuestra madre. La voz en off corresponde al amigo torpe y gordo (Tyle Levine) del prota (Jason Biggs) que cuenta cómo éste conoció a la mujer de su vida (Sarah Chalke, una de las ex de Ted) y, en consecuencia, como él mismo conoció a la suya (Judy Greer). En principio se repelen, pero entre ellos saltan chispas y aunque no he pasado del piloto todo suena a que serán los nuevos Ross y Rachel de Friends. Lo peor: las risas enlatadas y la sensación de que esto no puede dar mucho de sí. A mí personalmente no me atrae para nada Tyle Levine, no me encaja como abogado ni me hace gracia. Lo mejor: tiene cierto encanto gracias a Jason Biggs, al que descubrimos en una interpretación más madura alejada de esa saga (una cruz) que se llama American Pie, y a las impepinables situaciones confusas entre los desconocidos. Si la gracia de todo es que al final el verdadero prota y la verdadera historia es otra (la de los nuevos Ross y Rachel) me daría exactamente igual. Todo suena a conocido, no hay un personaje chulo, un referente, y los diálogos no están lo que se dice currados. Una pena por Jason Biggs, se merecía una serie mejor.
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